El Conductor de Autobus
El Conductor de Autobus
El conductor puso en marcha el autobús y empezó el recorrido del día. La primera parada estaba atestada de gente. Pagaron y una vez sentados empezó la marcha hasta la siguiente.
Unos…
“¿Has hecho los deberes?”
“No, estuve jugando a la Play.”
“Pues te vas a meter en un lio.”
“Me da igual.”
Otros…
“¿Juan, que tal anoche con tu cita nueva?”
“Nada, una pérdida de tiempo. Las mujeres de hoy son demasiado para cualquier hombre normal y más uno como yo. ¿Qué tengo yo que ofrecer a una con carrera, idiomas y encima que gana más que yo?”
“Pues eso es lo que yo digo. Yo me conformo con llegar del trabajo a casa, sacar a pasear a mi perrita y ver la tele un rato. Además, hago lo que me da la gana y no tengo que oír a nadie quejarse de si mi barriga esta gorda, que si visto mal…”
Y otros…
“¿Cuenta, tienes todos los papeles en orden?”
“Si, solo falta este ultimo sello y ya me dan el DNI español.”
“¿Y estas contenta?”
“Y yo que sé. Por donde voy la gente me mira rara, no encuentro un empleo que valga la pena y lo peor es que me voy a casar con un hombre que apenas conozco.”
“Yo ya le he cogido cariño al mío. Y una vez que vienen los niños pues te adaptas y aceptas tu destino.”
El conductor seguía conduciendo el autobús de parada en parada. Lo mismo todos los días, cinco días a la semana, ocho horas al día. Al final todas las conversaciones se parecían. Todo era aburrido, banal, no había nada de interés en esas personas que recogía y dejaba todos los días. Todos se fundían en uno al final con el mismo murmullo de fondo.
El conductor se corto las venas en el autobús al terminar su jornada… el aburrimiento pudo con él.
El conductor puso en marcha el autobús y empezó el recorrido del día. La primera parada estaba atestada de gente. Pagaron y una vez sentados empezó la marcha hasta la siguiente.
Unos…
“¿Has hecho los deberes?”
“No, estuve jugando a la Play.”
“Pues te vas a meter en un lio.”
“Me da igual.”
Otros…
“¿Juan, que tal anoche con tu cita nueva?”
“Nada, una pérdida de tiempo. Las mujeres de hoy son demasiado para cualquier hombre normal y más uno como yo. ¿Qué tengo yo que ofrecer a una con carrera, idiomas y encima que gana más que yo?”
“Pues eso es lo que yo digo. Yo me conformo con llegar del trabajo a casa, sacar a pasear a mi perrita y ver la tele un rato. Además, hago lo que me da la gana y no tengo que oír a nadie quejarse de si mi barriga esta gorda, que si visto mal…”
Y otros…
“¿Cuenta, tienes todos los papeles en orden?”
“Si, solo falta este ultimo sello y ya me dan el DNI español.”
“¿Y estas contenta?”
“Y yo que sé. Por donde voy la gente me mira rara, no encuentro un empleo que valga la pena y lo peor es que me voy a casar con un hombre que apenas conozco.”
“Yo ya le he cogido cariño al mío. Y una vez que vienen los niños pues te adaptas y aceptas tu destino.”
El conductor seguía conduciendo el autobús de parada en parada. Lo mismo todos los días, cinco días a la semana, ocho horas al día. Al final todas las conversaciones se parecían. Todo era aburrido, banal, no había nada de interés en esas personas que recogía y dejaba todos los días. Todos se fundían en uno al final con el mismo murmullo de fondo.
El conductor se corto las venas en el autobús al terminar su jornada… el aburrimiento pudo con él.
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